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viernes, 28 de abril de 2017

El don de las palabras




No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre;
sino lo que sale de la boca,
eso es lo que contamina al hombre.
Mateo 15:11   



   Si las personas supieran el poder de lo que dicen, estarían muy pendientes de cada palabra que salga de sus labios. Recuerda: lo que decimos es como el tiempo, no se puede devolver.

  No sólo podemos lastimar a las personas innecesariamente, sino que; con todo lo que digamos nos dañamos a nosotros mismos, las palabras son decretos, invocaciones, pensamientos sonoros, y esa energía sonora afecta nuestra vida.

“A mí nadie me entiende”  “Siempre llegó tarde”  “Hoy no estoy de humor para nada” “El dinero nunca alcanza”  “Siento que me voy a enfermar”

Estos son sólo algunos ejemplos de las frases que hay que ir eliminando urgentemente de nuestro vocabulario, son frases peligrosas que ponen en riesgo la forma de vida ideal que tanto anhelas. Manifestaciones así son energía sonora negativa y al decir: Hoy no estoy de humor, estás declarando que estarás estresado, estás invocando que sucedan cosas para que tu día vaya mal.

                                                                                           
  Y peor aún; todo lo que le digamos negativo a nuestros niños estarán formando su sistema de creencias y programándolos para que lo crean como algo verdadero. Para citar un ejemplo una niña que creció escuchando a su madre decirle:” Nunca haces bien las cosas” lo terminará creyendo en su subconsciente y le afectará por el resto de su vida hasta que se desprograme de esta creencia. Por ello mucho de nosotros debemos meditar sobre todo aquello que en la infancia trataron de inculcarnos y que sea negativo, y trabajar remplazando aquella creencia por su opuesto.

   Estamos tan acostumbrados a hablar sin reflexionar lo que decimos que al principio tal vez te sea difícil controlarlo, es importante que cada vez que estamos en una conversación cotidiana nos detengamos un momento a pensar:

·        ¿Estoy teniendo una conversación negativa o positiva?
·        ¿Cuándo me refiero a mi persona de que manera lo hago?
·        ¿Causo alguna molestia con lo que hablo?

   Preguntas cómo estas te harán estar más consciente de los temas que hablas y te ayudarán a reflexionar sobre cómo percibes el mundo y las opiniones más relevantes que tienes de ti. 

Las palabras son pensamientos hablados y si sumado a esto se cargan de intención y emoción sus resultados negativos o positivos se verán reflejados en nuestra vida aún más rápido 

Procedimientos:
·        Procura hablar sólo temas positivos.
·        Evite estarse quejando y hablándolo con otros.
·        Esté atento a todo cuanto digas así formaras el habito de cuidar tus palabras.


Decretos:

Yo soy la palabra perfecta, todo lo que digo es amor, todo cuanto hablo es luz.








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